VOTO DEL ROCÍO CHICO
Manuel Romero Triviño
La invasión francesa de nuestro país (1808-1814), no paso desapercibida en el
mundo rociero de entonces.
Ya en Mayo de 1808, cuando la ciudad de Sevilla se alzó contra el invasor
francés el 27 de Mayo, Almonte, representado por sus Cabildos secular y
eclesiástico y personas relevantes de la sociedad, reunido como era costumbre
en la Sacristía de la Parroquia de la Villa, firmaron un documento de adhesión
con la capital.
Dados los acontecimientos que se presagiaban, la Virgen fue traída a Almonte
el día 11 de Enero del año siguiente para que protegiera a
su pueblo. Cuando los franceses llegaron a Almonte, la Virgen ya estaba en la
Iglesia.
Azulejo que conmemora la Venida de la Virgen
A mediados de Agosto de 1810, el ejército francés reclutaba hombres en
Almonte para organizar una milicia cívica. Ante los atropellos sufridos, un
grupo de 39 hombres del pueblo, asaltaron en la noche del 17 de Agosto de
1810, la casa nº 7 de la calle del Cerro (perteneciente a la familia Cepeda y
anteriormente a los Ortiz Abreu)
donde se encontraba el cuartel general del Capitán francés Pierre
D'Ossaux
,
dándole muerte junto con otros cinco soldados franceses.
Casa de la c/ Cerro, 7 en la actualidad. A la derecha escudo de la familia Cepeda
Casa de la c/ Cerro, hoy nº 9 que formaba una sola con el nº 7 en 1810
Puerta de la Casa del Cerro, nº 7 en la actualidad
que se encuentra en la sede de la Hermandad Matriz de Almonte
y anteriormente era la puerta de la Santería de la antigua Ermita hasta su
derribo en 1963
Detalle de la puerta con el agujero que causo el disparo que mató al Capitán D'Ossaux
Pintura expuesta en la Exposición "Intercesora de Almonte" (2011)
Azulejo que conmemora lo hechos del 17/8/1810
El mariscal Soult, jefe de las tropas de Andalucía y que se encontraba a la
sazón en La Palma del Condado, ordena en represalia al día siguiente, 18 de
Agosto, enviar una partida de ochocientos infantes para que saquearan,
degollaran e incendiaran el pueblo de Almonte.
Mariscal Soult
Ante ello,
los almonteños se encomendaron a su Patrona y ante la inminente masacre,
pasaron la noche del 18 al 19 de Agosto junto a la Virgen pidiendo su
protección, mientras que los cabildos eclesiástico y secular de la villa
estaban presos.
De forma inexplicable, los ochocientos infantes jamás llegaron a la Villa de
Almonte ya que recibieron la orden de volver, salvándose la población del
castigo francés. Apagada la sed de venganza, se conmutó la sentencia por un
impuesto dinerario.
Dos años después, a finales de 1812, los franceses abandonaron Andalucía y un
año después, el pueblo de Almonte hizo solemne Voto de Acción de gracias a la
Virgen del Rocío por haberse librado de las represalias de Soult en 1810.
El Acta, con fecha 16 de Agosto de 1813, fue firmada por los Cabildos secular,
eclesiástico y la entonces Venerable Hermandad de la Reina de los Ángeles,
María Santísima del Rocío, (hoy Hdad Matriz) en la Sacristía de la Parroquia
de la Asunción y dice textualmente:
"En nombre de Dios Nro. Sr. Todopoderoso, amén. En la villa de
Almonte, á diez y seis dias de Agosto de mil ochocientos trece años: Estando los
Señores que componen los Cavildos Secular, Eclesiástico y Venerable Hermandad
de la Reyna de los Ángeles, María Santísima del Rocío que abajo firmarán y
señalarán como acostumbran, en la Sacristía de la única Iglesia Parroquial de
esta nuestra villa por ante mi el Escribano-Secretario del Ayuntamiento
Constitucional y Hermano Mayor de la referida Hermandad, para tratar y
conferenciar las cosas pertenecientes á el justo y devido reconocimiento en que
devemos vivir y demostración en alguna parte de la acción de gracias que
devemos tributar a tan Soberana Imagen, acordaron lo siguiente:
En este acta se hizo presente por el Sr. Presidente, que son tantos los innumerables prodigios y aún conocidos Milagros, que ha obrado la Reyna de los Ángeles María Santísima del Rocío en todas las Epocas desde su memorable y sagrada aparición con esta villa y todos sus Naturales y Ciudadanos, que han tenido el onor de visitar su Hermita, que los ha obligado aún en los climas mas remotos de Ultramar a fundar Capellanías y establecer monumentos de gratitud; y sin atender á los singulares veneficios, que en la antigüedad ha merecido esta afortunada Población de tan Soberana Imagen, contrayéndose los que abajo firman solamente á el Prodigio que los ha estimulado á la reunión de voluntades de que se hará expresión, no pueden menos (para que en todo tiempo conste y que los venideros puedan aumentar su devoción hacia tan soberana Madre, que después de Dios nos hace existir) que manifestar: que por la desgracia de los hados se hallaba el Reyno sumergido en el mayor abatimiento por la intriga de los favoritos, que havían conseguido dejar á la Nación Española en la mayor miseria, extrayendo de este Hermoso Reino lo mas florido de sus tropas á Payses estrangeros ha servir á el más inaudito y feroz Tirano que se ha conocido, Napoleón, Emperador de los Franceses, entregándole vajo los pretextos capciosos las Fortalezas que dividen este Reyno de el de Francia, y aún la misma capital Madrid; hasta que el diez y nueve de Marzo de mil ochocientos ocho improbisamente, y sin que pudiera prebeerlo la astucia del faborito, se levantó una gloriosa revolución en el Real sitio de Aranjuez, por la qual abdicando la corona Nuestro Católico Monarca el Señor Don Carlos quarto en el Señor Príncipe de Asturias, proclamándolo, reciviéndolo y jurándolo toda la Nación inmediatamente por su legítimo Rey, que lo es Señor Don Fernando Séptimo (Que Dios Guarde muchos años); con cuya novedad ocurriendo el Tirano á nuevos ardides de su felonía intentó engañar, como lo hizo, a nuestro Joben Monarca, llamándolo para conferenciar en la ciudad de Bayona, como Población rayana del Reyno de Francia, baxo de las palabras de Honor y seguridades, que no dejaron la más leve duda, á el más virtuoso de los Monarcas, arrebatándole así mismo todos los Señores Reyes e Infantes de la Casa Real con tal escándalo, que por que el Patriota Pueblo Español, Madrid, trató de impedir la salida del infante D. Antonio y demás Personas de la Casa Real, que aún existían en aquella Capital, tomando la mano y haciéndose parte el digno satélite del Tirano Emperador, Murat, tan sanguinario como su Amo, sacrificó à las primeras víctimas de nuestra sagrada revolución el dos de Mayo del mismo Año de mil ochocientos ocho, tratando a dicha Capital, como el Pueblo más enemigo y revelde, degollando y destruyendo la Población en los términos más inauditos; teniendo la avilantez (por estar guarnecido con un formidable exército de ochenta mil hombres, con el qual se crehía señor de la valiente y nunca vien ponderada Nación Española) de expedir un bárbaro Decreto imponiendo pena de la vida à el español que matase un Francés, y la de incendiar, saquear y degollar la Población y sus Habitantes, donde se encontrare derramada la sangre Francesa; cuyo execrable atentado irritó el generoso corazón Español en tales términos, que no acobardándolo lo numeroso y aguerrido de las Tropas enemigas, que contavan con ochenta mil bayonetas y más de cien mil cavallos, levantó el sagrado grito de la livertad de su Religión, adorado Monarca y Amada Patria declarando abiertamente la Guerra á el espresado Tirano; quien creyendo acabar con la Nación arrojó un formidable torrente de tropas a las Andalucías y el Pueblo, que defendía su justa causa, los destruyó y derrotó en la nunca bien ponderada vatalla de Baylén, el diez y seis de Junio del mismo Año; con cuyo hecho irritado más y más el Tirano se arrojó personalmente el dos de Diciembre del citado año, aunque disfrazado, á la expresada capital, Madrid, con un torrente de Tropas, que inundaron las Provincias por donde transitaron y se extendieron a la mayor parte de la Península Española. En cuyo miserable estado, y careciendo de fuerzas humanas, en general y particular, el Mariano y Católico Pueblo Español ocurrió á las divinas, impetrando en tanta necesidad y aflicción el auxilio del Todo Poderoso, y especialmente el Pueblo de Almonte, no arrebiéndose por sí mismo por carecer de méritos á rogar al Señor de los Exércitos por la prosperidad de la Nación, se arrojó a los Piés de las Reyna de los Ángeles María Santísima, Nuestra Madre y Señora del Rocío; pasó en devoto Procesión de Penitencia ante su Hermita, de donde en ombros de la feé, con admiración de la Península la trasladó á esta única Iglesia Parroquial el día once de Enero de mil ochocientos nueve, desde el qual principiaron las rogativas públicas y secretas, cantando todas las noches infaliblemente la Salve con asistencia de todo el clero, iluminación de la Parroquia y concurso del más devoto de los Pueblos Marianos, por cuyas súplicas, y lo que es más, por el conocido y decidido empeño de la Reyna de los Ángeles María Santísima, en faborecer á sus devotos, se ha conseguido la existencia de este Pueblo; pues el veinte y ocho de Febrero del año de mil ochocientos diez, haviendo ocupado los enemigos las Andalucías y este nuestro hermoso País, reciviendo la Autoridad de esta villa una leve proclama del General Español Santistevan, que estava con muy poca Gente en la villa de Niebla, pidiendo auxilio combocó y alarmó esta Población haciéndola levantar en masa contra los Franceses, en cuyo acto se recibió a las dos de su madrugada un oficio del Comandante Francés, el Príncipe de Aremberg, mandando se le remitiese inmediatamente un crecidísimo suministro para sus tropas, que llenas de mayor orgullo se hallaban en la villa de La Palma; y en lugar de obedecer su mandato este Pueblo generoso, prendió á el conductor (del oficio) y continuó su proyecto de pasar á Niebla á dar auxilio al General Español, y quando llegó en aquella madrugada á las Alturas de dicha villa de Niebla se encontró con las tropas Francesas dentro, y que se ignorava la ruta, que havían tomado las Españolas; por cuya causa venida la noticia á esta villa se le dio libertad al Propio de La Palma, encargándole el secreto de su Prisión, y lejos de hacerlo así, manifestó cuanto havía advertido, por cuya razón decretó el Príncipe de Aremberg que pasasen cien Dragones a castigar a este Pueblo rebelde y cumplir los Decretos de su intruso Rey; y ocurriendo este Pueblo á su Protectora, Nuestra Madre y Señora del Rocío le estimuló á que cumpliese el Subministro que le pedía, y destinase Diputación para satisfacer á los cargos que le hiciese, y cumpliéndolo así consiguió el Perdón sin sufrir el más leve perjuicio.
En seguida
se expidieron órdenes por el intruso Govierno mandando establecer en esta
villa la Milicia cívica, destinando para ello el dos de Abril del mismo Año al
Coronel Muteau, que con cien Dragones de la Cavallería del Príncipe obligasen
á estos vecinos a servir en clase de cívicos; y sin embargo de la dureza de
sus órdenes se despreciaron quanto se separó de esta Población; cuyo hecho
irritó al Mariscal Soul y lo estimuló á que destinase á esta villa una Partida
de cavallería del Número quarto comandada por el peor de sus satélites el
capitan D. Pedro Dosau, quien con piel de oveja y corazón de tigre trató desde
un principio en que entró en esta Hermosa Población, que fué el veinte de
Junio del nominado año, de sacrificarla, haciendo que sus moradores desde la
edad de quince hasta más de sesenta años todos se alistasen; y viendo este
Pueblo que iba a ser sacrificado ocurrió á la protección de la Reyna de los
Angeles María Santísima con la que consiguió, que por más diligencias que
hizo, no se realizó sin dejar de travajar hasta el diez y seis de Agosto del
antedicho año de mil ochocientos diez, a las diez de su noche; en cuya ora
recivió el Magistrado una orden del capitán Dosau, la más dura, para que sin
escusa, ni disculpa se diese cumplida la Milicia cívica al día siguiente á las
diez de su mañana; y conociendo lo imposible de su cumplimiento bolbió á
recurrir á su Protectora, y llegada la ora citada se encontró con la novedad
de haver venido una Partida de Gendarmes á reelebarlo: En esta crítica
situación entre la una y las dos de la tarde del mismo dia diez y siete, se
arrojaron á esta villa treinta y nueve Paysanos Patriotas, que sorpreendiendo
á las dos Partidas Francesas compuestas de ochenta y ocho hombres mataron á el
Capitán Dosau y otros cinco soldados y llevaron prisionero á el Comandante de
los Gendarmes y á toda la tropa, a excepción de catorce de estos que se
escaparon, cuya famosa acción la consiguieron por el fabor de estos vecinos;
de cuyo hecho noticioso el Mariscal (Soult) destinó una Partida considerable
de Cavallería con la orden de saquear, degollar é incendiar, y en efecto
siendo entre quatro y cinco de la tarde del dia siguiente diez y ocho se
arrojaron con sable en mano bomitando fuego hasta el más mínimo soldado:
Llegada la noche como entre ocho y nueve de ella hizo el comandante Francés
reunir en la casa de su abitación los dos cuerpos, Eclesiástico y Secular,
intimidándole la orden, y pidiendo un capitán, que hacía de Fiscal, la
destrucción de la Población y cumplimiento de las órdenes de su Emperador
comunicadas por Murat, y especialmente la última de Soult, los ultrajó con los
mayores improperios, los prendió y amenazó de muerte, en cuya época desde las
diez de aquella noche principió a saquear la Población, y no determinándose
poner en execución en todas sus partes la orden por no haver llegado una
partida de ochocientas Infantes, que venían de camino resueltos y decididos á
castigar a este Pueblo con todo el rigor de la Ley, como lo havían hecho por
muchos menos motivos con otros Pueblos del Reyno, ocurrió el de esta villa en
su mayor aflicción a su Abogada y Protectora en términos que consiguió apiadar
el brazo de la divina Justicia, contentándose sólo con llebarse presos a los
señores Vicario y Alcalde, dando livertad en la villa de Hinojos á el primero,
y reciviendo aviso de que la Infantería estaba en la inmediata villa de Pilas
espidió su orden para que retrocediera, como lo hizo con general disgusto de
la Tropa.
En esta crítica y lamentable situación, y deseando los que abajo firman
manifestar algún tanto el reconocimiento y gratitud que deven al Todo Poderoso
Dios Nuestro Señor por la intercesión de la Reyna de los Angeles Maria
Santísima Nuestra Madre y Señora del Rocío, de unánime consentimiento y
conformidad, han acordado hacer, como hacen, voto formal y expreso por sí y en
nombre de los que les subcederán en adelante para siempre jamás de pasar en la
madrugada de dia diez y nueve de Agosto de este año y de todos los venideros á
la Hermita de Nuestra Madre y Señora á cantar una solemne Misa en acción de
gracias por el singular fabor de haver conservado este Pueblo libertándolo de
las furias y rigor de los satélites del Tirano, para lo cual se anunciará á el
público el diez y ocho con repique de campanas, y el diez y nueve pasará una
Diputación compuesta de tres Señores Eclesiásticos, tres indivíduos del
Ayuntamiento constitucional y tres Hermanos de la venerable Hermandad en señal
del justo reconocimiento en que vivimos por el expresado fabor, y el de haver
livertado las Andalucías, y su capital el veinte y siete de Agosto del Año
pasado de mil ochocientos doce con las demás victorias conseguidas; y mandaron
se estienda en acta formal para su cumplimiento, de que doy feé.
Firman: -Fernando Viejo, Alcalde. -Doctor José María Méndez, Vicario
Eclesiástico. -Alonso Domínguez, Cura interino. -José García, Presbítero.
-Rafael de Cepeda. -Alonso Acevedo, Presbitero, Capellán de la Señora. -Juan
García y Cabrera. -Juan de Cala. -José Martínez. -Juan Romero y Cepeda. -
Manuel Moreno. -José Pascual Rodríguez, Presbítero. -Antonio Benítez. -Señal
del Señor Regidor Juan Matías Parralo. -Juan Lozano, Presbítero. -Miguel
Roldán. -Federico Roldán. -José Martínez Salazar. -Mariano Sevillano. -Antonio
Ramcillo. -Bachiller Francisco de Paula Ortega. -Juan Josef de Rivas. -Pedro
de la Barrera. -Francisco Bañes. -Domingo Espina. -Pedro Martines. -José
Novoa, Presbítero. -Fernando de Toro. -Gonzalo Cabrera, Presbítero. -Antonio
Gómez, Presbítero. -Pedro López Prieto. -Juan García Hervas. -Josef Barrera.
-Fernando Larios. -Miguel Lozano. -Juan de Dios Benedo. -Francisco Peláez.
-Orosia de Ayala, Camarísta y Hermana mayora. -Juan Josef Lagares, escribano y
Hermano Mayor ".
En 1913 se celebró el primer Centenario de dicho Voto con una Procesión extraordinaria de la Virgen del Rocío por aquella aldea de chozas de castañuela y que podemos ver en la fotografía del Graff Zepelin que se muestra a continuación.
Se cumplía un siglo
desde que el pueblo de Almonte hiciera Voto de
acción de gracias a su Patrona.
El Rocío Chico de 1913 fue
especial y se celebraron una serie de cultos para recordar tal efeméride, a
los cuales asistieron también todas las Hermandades
Filiales con sus estandartes e insignias. Se colocó y
descubrió una placa conmemorativa de mármol en la Ermita para perpetuar dicho
acontecimiento y salió en procesión la Virgen del Rocío
por El Real por la tarde con su traje de Pastora, dándose cita aquel día
unas 7.000 personas.
En el mismo año, un almonteño anónimo, aunque se le viene atribuyendo a
Lorenzo Cruz de Fuentes, publica un pequeño libro titulado
"Recuerdo
del Primer Centenario del Rocío Chico" en el que recoge de forma detallada todo el acontecimiento.
Portada del Libro "Recuerdo del Primer Centenario del Rocío Chico"
El programa de cultos de aquel Rocío Chico incluyó, como por Pentecostés, la recepción de las Hermandades Filiales por la tarde que, ordenadas por antigüedad, iban siendo recibidas por el Alcalde de Almonte, la Hermandad Matriz, el Clero y las Comisiones creadas para tal acontecimiento e iban entrando en el interior de la Ermita para depositar sus estandartes e insignias.
Durante la noche del 18 de agosto se organizó el Rosario con la participación
de las Hermandades recorriendo El Real, iluminado con acetileno y farolillos a
la veneciana.
El martes 19 de agosto a partir de las ocho de la mañana, se reunían en la Ermita las Autoridades, el Clero,
Comisiones y Hermandades, y colocadas éstas en semicírculo con sus estandartes
e insignias delante de la lápida, que continuaba cubierta, presentose
revestido de capa pluvial el digno Coadjutor de la Parroquia de Almonte D.
Manuel Márquez, quien después de las bendiciones de rúbrica dirigió sentida
plática al auditorio, alusiva al hecho que se conmemoraba, y acto continuo el
Alcalde, D. Manuel Moreno Acevedo descorrió a los acordes de la marcha real,
ejecutada por la Banda, la cortina que cubría la lápida, en la que se
lee esta inscripción, grabada en mármol de Carrara: "1813 -1913. El Pueblo de
Almonte a su Excelsa Patrona en el Primer Centenario del Rocío Chico" .
Terminada la ceremonia, pasaron Autoridades, Clero y Hermandades a la santería
a firmar el acta, por duplicado, que daría fe de tal efeméride.
A las 10 de la
mañana, tuvo lugar la Función religiosa del Voto y a las 4 de la tarde
estaba prevista la salida extraordinaria de a Virgen con sus galas de
Pastora que "hubo de organizarse mucho antes la comitiva por no poderse
contener el ímpetu y los anhelos de la multitud".
En 1963, 150
Aniversario, tuvo la particularidad de que fue el único Rocío Chico de las
historia no celebrado en la Aldea Almonteña, toda vez que en aquel verano se
había derribado en el mes de Julio la antigua Ermita con objeto de la
construcción del actual Santuario.
En 1988, 175 Aniversario, amén de los tradicionales actos, la Virgen procesionó con sus galas de Pastora por la Aldea al igual que lo había hecho 75 años antes.
Es pues El Rocio Chico, una fiesta netamente de la Villa de Almonte, en acción de gracias por aquellos acontecimientos anteriormente narrados.
En el 2013, se celebra el 200 Aniversario del Voto, con procesión extraordinaria de la Virgen.
Desde entonces, el pueblo viene celebrando los días 16, 17 y 18 de agosto de cada año, solemne Triduo Preparatorio, con Rosario por el recorrido tradicional de la Virgen a las 12 de la noche del 18.
La Función Principal se celebra el 19 de Agosto y consiste en una Misa solemne. Al ofertorio, el Secretario de la Hermandad Matriz, da lectura a la renovación del Voto del Rocío Chico en nombre de todo el pueblo de Almonte.
(Pulsar sobre PLAY)
Al término de la Misa, tiene lugar la Procesión Eucarística alrededor del Santuario a la que asisten las autoridades locales.
Hay que destacar que la Imagen de la Virgen del Rocío nunca sale en procesión a la calle en El Rocío Chico, exceptuando cuatro ocasiones en toda la historia: 1913 (Centenario del Rocío Chico), 1953 (3er Centenario del Patronazgo), 1988 (175 Aniversario del Rocío Chico) y 2013 (200 Aniversario del Rocío Chico).
Bibliografía:
"Recuerdos del Primer Centenario del Rocío Chico" - Un almonteño
"Documentos de las Fundaciones Religiosas y Benéficas de la Villa de Almonte
y Apuntes para su Historia" - Lorenzo Cruz de Fuentes (1908)
"Rocío: La Devoción Mariana de Andalucía" - Juan Infante-Galán (1971)
"El Rocío del ayer:1900-1960"-Julio Flores Cala (2004)
© Manuel Romero Triviño - 2013